¡Hola! Os habla Mady, miembro en prácticas de Blind Eye Books. Hace poco tuve el placer de entrevistar a Ginn Hale (autora de títulos como Lord of the White Hell, Champion of the Scarlet Wolf y parte de la nueva antología Irregulars) y a Arrate Hidalgo, traductora del inglés y editora de ciencia ficción. Las dos han colaborado en el lanzamiento de uno de los primeros y más queridos títulos de la editorial, que ha introducido a los lectores hispanohablantes al vaporoso y calenturiento mundo de Caballeros desalmados.
Mady: ¿Aspirabas de pequeña a ser escritora?
Ginn Hale: De lo que me acuerdo es que la primera vez que me preguntaron lo que quería ser de mayor, dije: «Más alta.» Nunca entendí el concepto de elegir una carrera, probablemente porque nunca sentí que crear mundos y compartir historias fuera tanto una elección como una extensión de mi ser. Los patos hacían «cuac», los gatos hacían «miau» y las Ginns escribían historias. Lo habría hecho incluso aunque nunca hubiera podido ganar dinero con ello. No creo que pudiera elegir no hacerlo, ni siquiera ahora.
No empecé a pensar en ser una escritora profesional, la verdad, hasta que fue demasiado tarde y ya había empezado a publicar libros y a pagar las facturas con las ventas. Por supuesto, me di cuenta de inmediato de lo verdaderamente afortunada que he sido de haber encontrado el apoyo de tantos lectores.
M: ¿Cómo reaccionaría tu yo adolescente si le contaran que tu novela tendría tanto éxito que acabarían traduciéndola al español?
GH: Su corazoncito punk habría explotado de sorpresa y alegría, especialmente dado que mi yo adolescente pasó gran parte de aquellos años en México. Aunque creo que me habría gustado tener más calaveras y sangre en la cubierta, pero no es que tuviera muy buen gusto en aquel entonces.
M: Antes de Caballeros desalmados (Wicked Gentlemen), se publicaron las traducciones al japonés de los libros de Lord of the White Hell. ¿Cómo es trabajar con traductoras?
GH: Me halaga y me hace sentir humilde al mismo tiempo. Arrate Hidalgo y Fumiyo Harashima son unas traductoras profundamente sagaces. Sus sentidos de la poética y la técnica del lenguaje me parecieron fascinantes; sacaron a relucir todo tipo de ideas y detalles en los que ni siquiera me había parado a pensar cuando escribí los libros.
Por ejemplo, las conchas marinas puede tener connotaciones sexuales en algunas variedades del español, cosa que en ningún momento pretendía que inspirasen las uñas de Harper. Los nombres en japonés pueden transmitir el origen extranjero o nativo nipón de un personaje, según el alfabeto que se utilice. Estas son solo dos minúsculas reflexiones entre los cientos que las traductoras lograron resolver.
Hicieron mucho más que limitarse a reemplazar una palabra en inglés con una en español o japonés. Lidiaron con juegos de palabras y las dificultades de desenredar niveles de intimidad a partir de una lengua, el inglés, desprovista de marcadores de formalidad.
Contar con dos personas de tanto talento volcadas en mis manuscritos es un honor y una suerte.
M: Si pudieras elegir traducir otra novela, ¿cuál sería? ¿Y a qué idioma?
GH: Pues… voy a hacer trampas y diré que The Rifter (impresa en tres libros aunque originalmente la escribí como una sola novela muy larga).
Y creo que sería precioso ver un libro de fantasía LGTB traducido al árabe sudanés (o, aún mejor, escrito originalmente en esa lengua). No solo porque el árabe sea un idioma precioso, que lo es, sino también porque en estos momentos la homosexualidad es un crimen capital en Sudán (por mencionar solo un país). Imagínate lo que supondría para la aceptación mundial de las comunidades LGTB si un día una editorial sudanesa pudiera traducir y publicar, sin preocupaciones, una novela de fantasía LGTB.
Me daría igual si no fuera mi libro o si no pudiera leerlo jamás; aun así lo compraría solo por todo lo que representa para tantísima gente.
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Arrate Hidalgo, traductora de Caballeros desalmados, contestó también a algunas preguntas… e insinuó que hay otros proyectos de traducción en marcha.
Mady: ¿Cuándo empezaste a traducir ficción? ¿Cómo llegaste a esta decisión?
Arrate Hidalgo: Traducir ficción no fue tanto una decisión como algo en lo que acabé metida más o menos de forma natural. Crecí en España, donde los niños y niñas leemos libros traducidos, cosa a la que los hablantes nativos de inglés no están tan acostumbrados. Esto me permitió ser consciente de la función central de la traducción en el proceso que moldeó mi forma de descubrir el mundo, además de filtrar el tipo de mundos ficticios de los que me he ido enamorando. A medida que terminaba mis estudios de filología, fui dándome cuenta de que era más feliz cuando podía combinar mi amor por el lenguaje, sus cimientos e idiosincrasias, con mi pasión por la fantasía y la ciencia ficción. Así fue como empecé a traducir las historias que me importan.
M: ¿Cuál fue tu mayor reto al traducir una novela como Caballeros desalmados?
AH: Algo que siempre tuve en cuenta es que tanto Belimai como Harper son personajes muy carismáticos, cosa que se transmite en el lenguaje escogido por Ginn, y quise asegurarme de que esto era patente en mis elecciones estilísticas, sin pasarme. Una cosa que tiene el español es que tiende a ser más largo y más extravagante que el inglés, y cuando trabajas en una novela ambientada en un mundo pseudo-victoriano tan exuberante, es fácil dejarse llevar por el encaje.
M: ¿Hubo algún pasaje o concepto especialmente difícil de traducir al español?
AH: Las escenas de sexo. Son difíciles de escribir con estilo, y lo mismo se aplica a traducirlas. ¿Cuándo te estás pasando? ¿Cuándo te quedas corta? Supongo que los lectores tendrán la última palabra al respecto. Aparte de eso, había algunos conceptos, debido a la inspiración victoriana de la historia, que aparecían una y otra vez y no tienen equivalente en español. Tenements, por ejemplo. O estate, que a primera vista no parece tan complicada, pero incluso cuando podría considerarse sinónimo de mansión o casa solariega, lo cierto es que el estate inglés es un concepto británico muy específico con su propia historia particular. Reino Unido y España experimentaron procesos muy diferentes de expansión colonial e industrialización, que ocurrieron en periodos históricos distintos y dejaron huellas sociológicas dispares en las dos lenguas. Esto se refleja en los términos con los que puedo trabajar, que en una novela como esta tenían que transmitir una sensación de antigüedad sin resultar demasiado ajenos o incongruentes. El mapa fue un reto, a su manera, pero también muy divertido.
M: ¿Cuánto duró el proceso?
AH: Me llevó nueve meses traducir el libro, que combiné con otras traducciones y con mi trabajo como editora de ciencia ficción feminista.
M: ¿Estás trabajando en otros proyectos de traducción en estos momentos?
AH: Sí, y ahora mismo no puedo hablar sobre ellos, pero tengo muchas ganas de revelarlos.
Ya lo habéis oído, amigos. Y me ha dicho un pajarito que es posible que veamos unas cuantas traducciones más de Caballeros desalmados en el futuro cercano. (¿Francés, cantonés, klingon? ¡Tendréis que esperar para descubrirlo!)